Este perfume tiene una apertura fresca, luminosa y etérea, que rápidamente da paso a un corazón floral con matices dulces y melosos, intensamente femeninos. Su base es rica, envolvente y ligeramente amaderada, con una sensualidad cálida y duradera. Es una fragancia pensada para una persona soñadora pero sofisticada, que camina con elegancia por la vida y deja tras de sí una estela sutil pero inolvidable, como un suspiro en el viento.
Salida
La fragancia se abre con una mezcla vibrante y aérea de bergamota, naranja y manzana, aportando una frescura cítrica-frutal que despierta los sentidos con alegría y dinamismo. El dragón (probablemente una nota creativa o simbólica de fruta del dragón), introduce un matiz exótico, jugoso y ligeramente dulce. Los aldehídos y las notas ozónicas elevan aún más esta salida, añadiendo un efecto limpio, casi metálico y brillante, que envuelve la fragancia con una sensación de aire puro, cielo abierto y modernidad.
Corazón
El corazón es floral, clásico y con una dulzura natural. El clavel, con su faceta especiada y ligeramente verde, contrasta con la suavidad del lirio de los valles y la elegancia eterna de la rosa y el jazmín, que aportan profundidad, feminidad y cuerpo a la composición. Una nota de miel aparece como un velo dorado, aportando calidez, dulzura natural y una sensualidad envolvente, como si el corazón del perfume fuera bañado por la luz del atardecer.
Fondo
En la base, el perfume se vuelve cálido, suave y con carácter. La vainilla y el ámbar aportan dulzura y una calidez envolvente, mientras que el sándalo y la madera de cedro añaden profundidad amaderada y una textura cremosa. El almizcle prolonga la estela con una sensualidad limpia, y el lirio (iris) ofrece un acabado ligeramente empolvado, elegante y refinado, que eleva la composición hacia un aura atemporal.
Este perfume tiene una personalidad refinada, poética y ligeramente enigmática. Es ideal para quienes buscan una fragancia que combine frescura, feminidad y profundidad sin ser abrumadora. Perfecto para momentos especiales, tardes de primavera, reuniones elegantes o citas íntimas donde se quiere transmitir sensibilidad, elegancia y una identidad única.
Es como una brisa que viaja desde un jardín en flor al anochecer, cargada de luz, dulzura y misterio, dejando en el aire una estela etérea que perdura más allá del instante.