Este perfume es una aura de frescura floral con alma verde y textura sedosa, evocando naturaleza pura, feminidad moderna y un espíritu contemplativo. Su carácter es limpio pero sofisticado, como una segunda piel perfumada por la brisa de un jardín encantado.
Salida
La apertura es delicada y fresca: el Cascalone, una molécula sintética acuática, brinda una sensación de agua cristalina, como rocío sobre hojas recién abiertas. El almizcle ambreta aporta un matiz suave, empolvado y ligeramente afrutado que da un efecto de “piel limpia”, mientras que la pera agrega un dulzor jugoso, natural y sutil, que equilibra perfectamente las notas frescas.
Corazón
En el corazón, la fragancia florece con una mezcla de flores blancas y amarillas de perfil narcótico. El jazmín egipcio, profundo y luminoso, le da intensidad floral; el ylang-ylang, con sus matices cremosos y exóticos, aporta una suavidad sensual; y el narciso, con su carácter verde y ligeramente animal, añade una dimensión botánica y algo salvaje, como una flor que crece libre en un campo húmedo.
Fondo
La base es sobria, terrosa y elegantemente oscura. El pachulí le da cuerpo, con su carácter terroso, ligeramente húmedo y profundo. El musgo aporta esa nota herbal.
Este perfume es ideal para una persona introspectiva, elegante y conectada con la naturaleza, que busca una fragancia distinta, refinada, sin excesos dulces ni agresividad. Tiene una estética poética, sutil y envolvente, perfecta para primavera o días tranquilos, y muy apta para quienes aman los perfumes de autor, delicadamente construidos.