Este perfume es un deleite gourmand sofisticado, un abrazo entre lo amargo, lo floral y lo dulce. Es una fragancia que seduce por contraste: chispeante y envolvente, intensa pero equilibrada, perfecta para una persona segura que no teme expresarse.
Salida
La apertura es rica y estimulante. La almendra introduce una dulzura tostada y ligeramente amarga, como un croissant recién horneado. La bergamota y el limón aportan un frescor cítrico vibrante, jugoso y luminoso, mientras que el café añade cuerpo y carácter, con un amargor elegante que despierta los sentidos. El resultado es una entrada adictiva, entre gourmand y vigorizante, que combina la calidez del café con la ligereza aromática.
Corazón
En el corazón, el perfume se torna floral, opulento y complejo. El nardo otorga un aura balsámica, densa y ligeramente animal, mientras que el jazmín sambac aporta una feminidad blanca y sensual. La flor de azahar introduce una luz naranjada, fresca y cristalina. El lirio aporta una nota verde-purpúrea, pura y evocadora. Y la rosa búlgara, rica y aterciopelada, enmarca todo con elegancia atemporal. Este corazón es un ramo nocturno, delicado pero impactante, casi hipnótico.
Fondo
La base es sorprendentemente rica, cálida y reconfortante. El cacao funde su amargura dulce con la cremosidad de la vainilla y la voluptuosidad de la praliné, creando una sensación de postre fino y sensual. La haba tonka añade un matiz levemente especiado, cálido y seductor. El sándalo y la cachemira (cashmeran) aportan una textura aterciopelada, suave y madera polvorienta. El almizcle y el ámbar entregan un fondo limpio y sofisticado, con una fijación duradera. La canela y el pachulí suman un toque especiado-amaderado que equilibra la dulzura gourmand con un aire terroso y misterioso.
Esta fragancia es un viaje sensual por texturas: desde el frescor especiado-cítrico de la salida, pasando por un corazón floral nocturno y lujoso, hasta un fondo gourmand profundo y elegante. Perfecta para otoño e invierno, para ocasiones especiales o para llevar con posesión segura y femenina. Evoca el abrazo tibio de una noche junto al fuego, con una chispa de misterio y ternura.